Que
hemos sufrido una pérdida de valores, es un hecho. Que la ética está fuera de
la generalidad en el comportamiento, es un hecho. Que, como decía en uno de los
post de este blog, aplaudimos a rabiar a
un alcalde que ingresa en prisión por sinvergüenza y lo llevamos en volandas a
las puertas de la cárcel por ser “nuestro ladrón” y no el de los otros, es un
hecho. Que el que no engaña es un tonto
del haba y si defraudan los ricos no voy a hacerlo yo que soy un desgraciado, es un hecho. O
cambiamos o la pobreza y la miseria mental se apoderarán de todo.