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viernes, 8 de marzo de 2013

Repensar los servicios de juventud.


Desde los 90 seguimos con la misma estructura de funcionamiento y contenidos en las distintas áreas de juventud de las administraciones públicas. Y en algunos programas concretos nos remontamos a los 80. ¿Tan poco han cambiado las circunstancias de los jóvenes y la realidad para que sigamos haciendo lo mismo? Ya sé que esto sería asunto de visión política pero sabemos que ellos están en otros menesteres y como no hay un duro, ya no interesa.

Pero es nuestra obligación plantear nuevas fórmulas de funcionamiento que se adapten a la situación actual de los jóvenes.


En primer lugar tenemos un problema: las competencias. Sabemos que dentro del área de juventud no están los asuntos que verdaderamente son trascendentes para los jóvenes: empleo, salud, educación y vivienda. Como decía en otro post de este blog “eso lo dejan para gente seria” (me da la risa). Para juventud queda el ocio y tiempo libre y todo el cajón de sastre correspondiente.

Hemos asistido, durante todos estos años, a disparates tales como campañas, jornadas, programas de intervención, formación y otros asuntos que son convocados por los departamentos de los asuntos serios que antes nombrábamos y que no han tenido ni el detalle de avisar al órgano de juventud correspondiente. Esto demuestra dos cosas: la primera, el caso que hacen a los que se supone saben cómo trabajar y relacionarse con la población joven. En segundo lugar, también certifica el poco peso político que, en general, tienen los responsables de estas áreas que son continuamente ninguneados por sus compañeros de partido.

Durante este tiempo podríamos hablar de distintas áreas y programas en la administración pública que se repiten en la estatal, autonómica y local: Información, formación en el tiempo libre, promoción del asociacionismo y la participación, actividades de tiempo libre, certámenes culturales, subvenciones y ayudas, Europa, asesorías diversas, infraestructuras juveniles y desde hace unos años, las redes sociales.

La primera pregunta que debemos hacernos sería: ¿es suficiente con estas actuaciones para cubrir las necesidades de los jóvenes de hoy?

Sabemos que algunas de ellas se han quedado vacías de contenidos por falta de financiación y que otras están sobreexplotadas para conseguirla, como es el caso del programa Juventud en Acción de la Comisión Europea.

Creo que ha llegado el momento de evaluar y avanzar. Evaluar lo hecho hasta ahora, con sus bondades y desvaríos,  y avanzar ajustando programas y creando nuevas estructuras y contenidos que den respuesta a  los problemas e inquietudes de los jóvenes. No es teoría de ninguna publicación ni tesis sesuda, es sólo sentido común.

También hay que olvidar ya el debate de tantos años de  dónde ubicar juventud en la estructura de la administración. Desde los 80 ha estado incluida en cultura, educación, política social, presidencia, igualdad….y ¿de qué ha valido? De nada. Con lo cual, ese no es el problema. El problema es que tal y como está diseñado carece de peso político en cualquiera de los departamentos donde la quieras encajar.

Nos hemos acostumbrado a una rutina y al “virgencita que me quede como estoy”. Pero, o hacemos algo o los servicios de juventud serán poco a poco desmantelados,  como están siendo otros servicios de necesidad más básica para los ciudadanos.

El trabajo de los técnicos es ingrato ya que están viendo la situación desde hace unos años pero no pueden hacer nada.  Ellos pueden aportar ideas y nuevas formas y contenidos para las políticas de juventud pero al final quien decide sobre política son los políticos y estos ni escuchan ni tienen nada que proponer, bastante tienen también con conservar el puesto. Todo, ahora, parece que gira en torno a eso: conservar lo que tienes. Es humano.

Desde hace un tiempo existen asociaciones profesionales específicas de trabajadores de juventud. Es una buena noticia pero espero que no se pierdan en batallas corporativas y empiecen a trazar líneas de propuesta para atacar el verdadero problema: los servicios de juventud ya no se corresponden con la realidad de los jóvenes y la carencia de financiación esté haciendo que todo vaya muriendo por inanición, poco a poco y de forma irremediable.

Como todo no va a ser crítica, voy a empezar a plantearme/os algunas reflexiones y preguntas que son necesarias para que abordemos el tema pensando a medio plazo y no sólo en qué hago mañana. Aquí van:

  1. Ubicación del servicio de juventud. Se acabó. Que no esté en ningún sitio. Me explico: ¿Por qué no un técnico de juventud en cada departamento que realice acciones que tengan que ver con jóvenes? Cada técnico depende directamente del departamento correspondiente y es un miembro más de la estructura. Ahora bien, ha de existir un órgano técnico formado por todos los profesionales de juventud de todos los departamentos y están coordinados por una persona de reconocido prestigio en cada ámbito, sea funcionario o no. Por supuesto sin mirar carnet de afiliación. Sólo solvencia técnica, por favor. Las dependencias orgánicas dentro de la administración habría que estudiarlas ya que sabemos lo celosos que son algunos funcionarios con eso de que alguien de fuera les mande, vamos como si el cortijo fuera suyo.
  2. El sistema anterior, a falta de ajustes, daría como resultado que los jóvenes cuando fueran a algún departamento de la administración a tratar temas específicamente juveniles,      se encontrarían con alguien que es especialista en el trato con este segmento de la población y podría acercar la administración al ciudadano. De eso tratan los servicios públicos ¿no?

  1. Dejémonos de protagonismos absurdos ¿Para qué queremos que algo lleve el nombre de “juventud” de forma expresa si luego no vale para nada y no le hace caso ni el tato? Personalmente, prefiero que la plaza no lleve mi nombre pero que sea una plaza abierta, útil y que trabaje para la promoción de las personas jóvenes.
  2. Llegó el momento de la colaboración y coordinación de recursos: ¿para qué quiero un certamen  cultural sólo para mi ciudad cuando las tres de al lado hacen uno parecido? Juntémonos y hagamos un solo certamen y potenciemos el intercambio entre distintas localidades. Intercambiar y mezclarse siempre es bueno. Sólo hay que hacer un ejercicio de coordinación y voluntad y reconocer que mi pueblo no es el mejor. Dejemos de mirarnos el ombligo.
  3. Olvidemos el activismo. Las actividades han de hacerlas las asociaciones, según sus objetivos y fines. La administración desde hace demasiado tiempo es el primer competidor de las entidades. Si no tenemos políticos directos tampoco existirá la necesidad de “hacer cosas” para que los directores generales, ministros y concejales se hagan la foto correspondiente y a otra “cosa”, mariposa.
  4. Los contenidos que nombrábamos al principio de este largo post todavía nos pueden ser útiles en algunos casos pero es necesario su replanteamiento. Todo ha de girar en conseguir que los jóvenes sean cada vez más autónomos y estén más preparados para tomar sus propias decisiones y caminos a emprender. Lo demás, es superfluo; al menos con la situación actual que me temo va a ser más duradera de lo que nos cuentan.
  5. Hagamos asociaciones de técnicos de juventud fuertes, sin corporativismos (como me repito con esto) y sabiendo que el principio y final de nuestra razón de ser son los jóvenes, no el político ni la administración. Nuestra fuerza será la garantía de independencia.
Bueno, voy terminando y ya seguiremos con estas reflexiones. Para empezar ya está bien. Cuando leáis esto no os empeñéis en buscar los tres pies al gato. Ya os digo que es complicado y hay lagunas por aclarar, pero hay que empezar por algo y que cada uno aporte su experiencia y forma de ver las cosas. Seguro que con el tiempo y paciencia damos con la tecla y tenemos una propuesta que dejar en la mesa de nuestros queridos políticos. Lo que está claro es que como estamos, ni nosotros tendremos trabajo en un futuro cercano ni los jóvenes tendrán a gente que esté por ellos en la administración.

7 comentarios:

  1. Sí, ya sé que en las localidades pequeñas es imposible porque sólo hay 1 técnico de juventud que sólo sería posible (si es que es posible) en las comunidades autónomas o en grandes ciudades. Ya. Pero ¿crees que de seguir como hasta ahora habrá dentro de dos años algún servicio de juventud abierto? Pues sería cuestión de empezar a proponer cosas, aunque fueran tan descabelladas, para algunos, como las que aquí aparecen. Así que más vale que empecemos a movernos ya.

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  2. Nosotros éreamos en nuestra Concejalía 3 técnicos y uno a media jornada hace 2 años. Ahora sólo quedo yo y porque soy funcionario y estoy haciendo de todo menos en juventud y no lo quieren cerrar para que el concejal tenga algo que hacer pero esto no tiene futuro ninguno. Yo trabajaré en otra área del ayuntamiento pero juventud se cerrará sin que nadie haya hecho nada. Tienes toda la razón del mundo.

    Gracias por este espacio.
    José Mª.

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  3. Estupendo post. Estupendo enfoque. Estupendas ideas. Ya se me ocurrirá alguna crítica, lo siento.

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  4. Muy interesante, sobretodo para verlo como desde el punto de vista de alguien que lleva mucho en todo esto! Digo interesante para no decir desesperanzador, visto desde el lado del estudiante de educación social... Me llama la atención el punto 3 "llegó el momento de la colaboración y coordinación de recursos..." Tan mal va la cosa? Porque a los estudiantes en la teoría nos machacan con que es tan bàsico e imprescindible... y precisamente es uno de los puntos débiles!

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    1. Gracias por tu comentario, Betlem. Lo que había que preguntarse es por qué está tan alejado lo que se estudia en E.S. de la realidad. A lo mejor es porque quien lo transmite también está alejado de la realidad y eso es un flaco favor para vosotros y para toda la sociedad.
      En cualquier caso, aquí lo que vale es la experiencia que tú te hagas apoyado por unos conocimientos a los que reconozcas cuando pasas a la acción. Si no es así, no te preocupes que cuando salgas verás la auténtica E.S. y comprobarás como te gusta más que lo que te explican en el aula.

      Un saludo y gracias por expresar tu opinión.

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  5. Me parece una buena reflexión. Opino que el problema surge de estructuras verticales y cuando alguno hemos propuesto relaciones horizontales (lo que solucionaría el problema de los municipios pequeños que no podrían tener un/a técnico/a de juventud en cada área)nos topamos con los intereses político-personales que a menudo se dan dentro de responsables políticos de un mismo partido. A esto lo llamo falta de cultura democrática, entre otras cosas.

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    1. Gracias por tu comentario. Pues sí, ese es uno de los problemas al que no se aplica lo principal: el sentido común y la cultura democrática. Quizás el fallo venga de ahí, que estamos organizados en función de los intereses de unos partidos y unas personas y no del interés común.

      Espero que sigas aportando tu opinión cuando quieras.

      Saludos.

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